Sinopsis

Los cinco torturadores más crueles de la dictadura de Pinochet cumplen condenas de varios siglos en una lujosa cárcel a los pies de los Andes. Es un recinto con piscina, jardines y aviarios donde están siempre vigilados por guardias que parecen más sus empleados. Cuando un equipo de televisión entrevista a Contreras, uno de los internos, sus declaraciones tienen un impacto insospechado. Ante el temor de que los trasladen a una cárcel común, los militares harán todo lo posible por mantenerse en el lugar, desatando el delirio y la violencia en medio de las montañas.

Crítica

Penal Cordillera es un largometraje de ficción que narra la vida de cinco hombres que viven y se alimentan de su pasado, encerrados, viviendo su condena, desde la comodidad de una prisión donde los privilegios no cesan, sin embargo, Felipe Carmona hace un juego muy interesante entre la narrativa, la construcción de estos personajes, la combinación entre el presente y el pasado; el pasado que nos deja ver las ideas de estos cinco hombres, con sus filias y sus fobias, sus debilidades, sus odios, sus aún fantasías aunque la vejez les atraviese la vida; y por otro lado, el presente que se manifiesta con los chicos que los cuidan, son soldados que viven ahí con ellos, que les conocen sus manías, pero donde ellos también conviven y son sus aprendices.

Con grandes actuaciones como las de Andrew Bargsted, Hugo Medina, Bastián Bodenhöfer, Mauricio Pesutic, Alejandro Trejo, Óscar Hernández, Daniel Alcaíno entre otros, la película nos permite adentrarnos en la cotidianidad de estos torturadores, combinada con este juego audiovisual que se crea en la película mediante una serie de paisajes oníricos que intervienen o se anuncian como escapes mentales de todos los que viven ahí. En el marco del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, platicamos con el director Felipe Carmona, justamente sobre las reflexiones a las que invita su película que tienen que ver con la memoria histórica, la violencia, el odio, la soledad, la vejez, la rutina, la fantasía y este círculo incesante de maldad en el que todos los personajes están inmiscuidos.

Felipe Carmona, director y guionista de «Penal Cordillera».

La Entrevista

Penal Cordillera nos hace reflexionar sobre tópicos importantes, uno de ellos es la memoria histórica, el hacer eco del pasado a través de la pantalla y es una de las tantas cuestiones valiosas que tiene el cine chileno, ¿cuál es tu perspectiva como director cuando decides hacer una película que sigue esta línea?

Felipe Carmona: Sí, creo que el cine chileno en particular tiene esa conexión, porque tiene una herida muy abierta aún, a nivel país, creo que somos el único país, o creo que por ahí en África también, pero Chile es un país que sigue manteniendo la misma constitución desde la dictadura, se intentó cambiar hace unos años con el estallido social, pero al final se mantuvo y esto al final habla un poco de una especie de perpetuidad en la estructura, en las bases de nuestra sociedad, de lo que fue la dictadura, donde a parte de todos los horrores y los crímenes, se rediseñó al estado, a la República desde sus bases para beneficiar a unos pocos, entonces es algo que no se puede cerrar en muchos niveles como el de los derechos humanos y tampoco negar lo que vivimos en el día a día porque esa estructura permea en lo económico, cultural y social y nosotros como chilenos debemos construir ese espejo desde el cine, porque quizás en el fondo todavía no nos entendemos y por eso insistimos tanto en abordarlo.

En cuanto a la construcción de los personajes, desde el guión que también tú creas para esta película, me gustaría que me contarás sobre el proceso de creación, porque si bien, están basados en personas reales, generaste unos matices peculiares a cada uno de ellos…

Felipe Carmona: Fue un proceso desafiante, algunas veces entretenido, otras veces espeluznante, porque como guionista de la película me plantee varias cosas, primero, hay una material abierto de investigación donde está registrado todo lo que estos personajes hicieron en la dictadura, después había que investigar más en particularidades de ellos como personas, con detalles bizarros y esto me parecía muy interesante plasmarlo en la película a través de lo cotidiano, como estos tipos leyendo poesía, o cuidando pájaros, pero sin olvidar que son criminales de lesa humanidad, entonces toda esta mezcla se volvía realmente «freak», y entonces tratamos de acentuar esas características obviamente con un poco de ficción y lo primordial fue no dejarlo en ese maniqueísmo donde el malo es malo y el bueno es bueno, sino que todos los seres humanos tenemos luz y sombra, entonces hacer que el espectador se sumerja en este juego donde si bien, está observando a estos criminales, también puede llegar a empatizar con estos cuerpos ancianos, que necesitan ayuda, que están en otro lado mentalmente, hablan trivialidades durante el día a día y todo eso finalmente los constituye.

Otra cuestión importante que plantea la película es este juego entre el pasado y el presente, por un lado están estos criminales que viven en el pasado mientras que los jovenes que los asisten, son el presente, pero entre ambos lo que permea es la violencia, en una especie de juego circular donde se involucran todos, ¿qué piensas sobre esto?

Felipe Carmona: Es interesante eso que planteas, porque sí, quizás yo no lo tenía tan consciente, pero sí se manifiesta en la película, y ahora lo vuelvo a pensar y me hace más sentido, porque en sí el lugar, la cordillera misma, estos asesinos condenados a cientos de años de cárcel, condenas que son un poco absurdas, ¿no?, porque nadie va a cumplir quinientos años de cárcel, entonces todo se vuelve extraño, como un eterno loop, como si ese espacio en la cordillera fuera un país que siempre va a estar ahí, con estas digresiones, donde el pasado, presente y futuro no son una línea recta, sino que termina siendo circular, desde lo cotidiano se vuelve un circulo eterno e infernal donde está la memoria de Chile y creo que esto es un juego interesante que resulta en la película que quizás no fue pensando conscientemente, pero ahí está.

Y respecto al juego de planos, esta combinación que se crea entre las escenas de lo cotidiano, de su día a día y estos paisajes construidos desde lo onírico, donde parece que todos en algún momento escapan ahí y se olvidan de su realidad, ¿Cómo pensaste en construirlos?

Felipe Carmona: Fue una decisión muy difícil, había un poco de temor de parte del equipo de cómo iba a quedar, yo siento que quisimos ir hasta allá y romper justamente con ciertas secuencias, por ejemplo la del cine mudo que nos hace pensar en ciertas cosas, con los datos, las imágenes, la verdad es que no había tanta claridad de cómo iba a quedar, ósea, en el guión si funcionaba muy bien, pero a la hora de materializarlo había duda, porque si bien en el rodaje nos quedábamos muy contentos, el temor venía a la hora del montaje, en sí funcionarían o no estos planos. A mi en general me encantan, por ejemplo, cuando hablo de esto, yo siempre pongo de ejemplo las digresiones de Tolstoi, donde se mezclan más de dos pensamientos, imaginaciones, ideas y se plasman en esos planos combinando realidad y fantasía y me parece también muy entretenido ese juego.

Ficha Técnica

Dirección: Felipe Carmona (Chile)
País: Chile – Brasil
Año: 202
Guión: Felipe Carmona
Producción: Cinestación (Chile)- Omar Zúñiga, Multiverso (Brasil)-Daniel Pech
Fotografía: Mauro Veloso
Montaje: Olivia Brenga
Música: Mariá Portugal
Sonido: Daniel Turini
Intérpretes: Andrew Bargsted, Hugo Medina, Bastián Bodenhöfer, Mauricio Pesutic, Alejandro Trejo, Óscar Hernández

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