Francisco Familiar. Foto: Cortesía del artista

Ante una serie de viajes y mudanzas que sostuve por el norte y sur de la república mexicana, el momento de serenidad y de conocido destino no sería una casualidad; tendría una autorización interna para reconfigurar gratuitamente lo apropiado, lo escuchado, y de releer algunos libros que me esperaban con funcional interés. La asociación era perfecta: autores y músicos, poemarios y discos, escritores y vocalistas. El mate amargo en una mano y en la otra sosteniendo el lomo rasposo de un poeta; en los parlantes negros se escucharían temas de la banda mexicana de rock DLD.      

Bien, el balance a brazo abierto era perfecto. No pasaría mucho tiempo para luego contactar al entrevistado:

Francisco Familiar

Nace en el año 1978 en <<la ciudad del pecado˃˃ Las Vegas, EE. UU. A temprana edad se mudaría a México, donde años posteriores formaría junto a Edgar Hansen y, a finales de la década de los 90s, la banda DLD en el Estado de México. A los siete álbumes de estudio: Dildo (2003), Ventura (2007), Por encima (2009), Primario (2012), Futura (2015), Trascender (2020) y Ocho (2023), sumaremos tres álbumes en vivo, así como una cantidad prolija de colaboraciones y premios recibidos.  

Francisco Familiar. Foto: Cortesía del artista

La entrevista

“En música, ciertos compositores, como Debussy, han considerado que una pieza escrita en una determinada clave sugiere, mejor que en cualquier otra, un determinado color: el verde del campo para una sinfonía pastoral o el azul para un poema sinfónico que intente describir el mar.” (Charles Baudelaire, Pequeños poemas en prosa, 1869). ¿Cómo sería descriptivamente esa relación a una imagen de las canciones que interpretas con DLD?  


Francisco Familiar: Pienso que la música es “bastisimamente» más amplia que la gama de colores que podamos comprender, quiero pensar en un disco de Dld como un caleidoscopio donde cada sentimiento puede tener una tonalidad distinta.

Hablemos de tus influencias; no las musicales, apostamos a que esas son sólo un efecto secundario de la existencia. Platícanos sobre quienes liberaron en ti el justo momento de dedicarte a crear música.

Francisco Familiar: Creo que el momento de la epifanía me llegó a los seis años cuando pude ver un concierto de Tom Jones, mi papá me llevó con él a su trabajo y me metió de contrabando; a lo que sería para mí una especie de alucinación de sonido y colores, sin contar que estaba viendo a uno de los mejores de esos tiempos.

Parte de la obra de un artista se encuentra la autorreferencia, la estafa del alma, los laboratorios internos, la identificación con la inconformidad, los accidentes del corazón, la propaganda de la soledad, etc. ¿Cuántos grados de ti podemos encontrar en los temas del grupo?

Francisco Familiar: Quisiera pensar que el 100 por ciento de mi esencia se encuentra en las canciones de Dld, sin embargo, este ente siempre ha sido una conciencia colectiva, y nos escuchamos entre nosotros y tratamos de asimilarlo al unísono. Solía pensar que cualquier composición tenía que tener su respectiva dosis de drama y contrariedad, pero el profesor tiempo nos ha dado la lección de cómo escribir también en tiempos de dicha.

Francisco Familiar. Foto: Cortesía del artista

¿Qué es lo primero que buscas cuando inicias el proceso creativo de una canción? Algunos detallan por la naturaleza y su propia respuesta, otros buscan tallar la salvación en la popularidad; aquellos en destruir y construir un todo como posibilidad, es decir, rompen el silencio y los sentidos para que se encuentren confusos y constructores.   

Francisco Familiar: Realmente no hay un patrón definido para crear canciones, por lo menos no para mí, puede emanar de un sentimiento muy fuerte en el momento, o simplemente puede ser que has escuchado una canción que te ha volado la cabeza y quisieras hacer algo similar, o puede ser un tema que rondara por mi cabeza cinco años o más (como «Dixie»).

“Soy el hijo del pájaro de fuego que no tiene ojos, pero canta para sí mismo” (W.S.Merwin, Cuatro Salmos, 2007) Apagados los reflectores del escenario, las lámparas del hotel, los focos del mundo; rompiendo los filamentos y tus vínculos con la sociedad; estando silente, ausente, y con tus propias e íntimas manifestaciones, ¿A quién le cantas con tu vocación de humano?

Francisco Familiar: En verdad para mí el concepto de «familia» es muy ambiguo, vienen a mi mente muchos rostros estando a solas después de un show, creo que todo depende de la era, pero ciertamente mis hijas están presentes siempre.

¿Qué más has encontrado en el interior y en el secreto de tu profesión? Existen poetas que hacen de la poesía no sólo su refugio, sino su febril hogar; pagando un alto precio carcelero de aislamiento, infalsificable locura, suma inseparable con la ruptura de la realidad.    

Francisco Familiar: Uff, he podido encontrar versiones de mí que no conocía, alter egos que creen saberlo todo, otros humildes y curiosos, también he hallado catarsis y periodos de paz.

Al morir, ¿Crees que sea necesario ser recordados por nuestras obras, trabajos, conceptos, calidad humana, glándula melancólica, canciones y virtudes inconmovibles; o simplemente eso lo autoriza el invitado tiempo y no el ego sin límites?

Francisco Familiar: Creo que todos morimos dos veces: una cuando nuestro cuerpo nos deja y otra es cuando nos olvidan. Pienso que el tiempo es un maestro que nos enterrará a todos, lo de en medio es sólo nuestro y creo que no hay una fórmula para la eternidad, simplemente se nos da.

Bien, finalicemos. ¿Cómo escribirías textualmente el verso sobre tu vida?


Francisco Familiar: «Hasta el día de hoy, sólo fui lo que soy «aprendiz de quijote», he podido luchar y hasta a veces ganar sin perder el bigote. Ahora debo pensar que no pueden dejar de sonar las campanas, aunque tenga que hacer más que hoy y que ayer, a partir de mañana» -Alberto Cortez-

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